martes, 3 de febrero de 2009

Mr. Market (El Señor Mercado)

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Si todos los inversionistas tomaran sus decisiones de inversión basadas en estimaciones conservadoras y racionales de valoración, el mundo sería muy diferente. Afortunadamente los que participan en la Bolsa son seres humanos sujetos al devenir de sus emociones. La euforia y el pesimismo están a la orden del día.

Benjamin Graham ofrece al inversor inteligente una forma de escapar del vaivén diario y de las ráfagas de avaricia y miedo que sufre constantemente la bolsa. Cito:

“Básicamente, las fluctuaciones en los precios tienen un solo significado para el verdadero inversor. Le ofrecen la oportunidad de comprar sabiamente cuando los precios caen bruscamente y vender sabiamente cuando suben mucho. Otras veces, le irá mejor si se olvida de la bolsa”.

La postura de Graham es de perfecto sentido común. ¿Se imaginan esperar para comprar una nevera a que su precio suba y negarse a comprar la misma nevera cuando la ponen de oferta? Este comportamiento irracional es el pan nuestro de cada día en los mercados.

Graham captó la esencia de este sin sentido en su parábola de “Mr. Market”. Imagina que tienes un negocio a medias con un señor llamado “Señor Mercado” (Mr. Market). Este señor tiene la sana costumbre de llamar todos los días a tu puerta para informarte de lo que él cree que vale tu participación en tu empresa.

La mayoría de días, el precio que nombra es razonable y ajustado a la realidad de tu negocio. Sin embargo, Mr. Market sufre de cierta inestabilidad emocional severa. Es extremadamente temperamental. El día que a Mr. Market lom toma alterado (o excesivamente optimista, o pesimista hasta la médula) es capaz de nombrarte precios absurdos (tanto por arriba como por abajo).

La misión del inversor inteligente es no caer en la influencia del señor mercado sino aprovecharse de él. Lo mejor de todo es que a Mr. Market no le importa cuantas veces te aproveches de él, pase lo que pase, él al día siguiente estará dispuesto de nuevo a negociar contigo. Está claro entonces que el objetivo del buen inversor debe ser calcular un valor intrínseco para el negocio (es decir, saber lo que vale objetivamente el negocio) y vender cuando Mr. Market cita un precio desorbitadamente alto y comprarle cuando te da un precio ridículamente bajo.

Desde el punto de vista del inversor, eso es la Bolsa. Un supermercado donde se compran y venden todos los días miles de empresas. ¡Simplemente se trata de encontrar las ofertas!

Bibliografía:

Graham, B.: “The Intelligent Investor” (Revised Edition)(N.Y., Collins Business Ed., 2006), Páginas 204-205

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