jueves, 27 de noviembre de 2008

La ostentación

Fernando Ravsberg

Joven lee la prensa (Foto: Raquel Pérez)¡Qué cosa más frágil es la memoria humana! Lo pienso mientras leo un extenso artículo de Juventud Rebelde, escrito por varios periodistas a lo largo de toda la isla. El tema es "la ostentación" en la que caen algunos cubanos definidos como "nuevos ricos".

Según estos periodistas y sus entrevistados el problema empieza en los años 90, con la apertura económica de Cuba y la filtración de valores capitalistas. En pocas palabras afirman que durante los 30 años de socialismo ese fenómeno casi no existió.

Tal vez los periodistas sean demasiado jóvenes para recordar pero podrían habérselo preguntado a los más viejos, haber investigado si el pasado socialista fue tan puro, si realmente eran todos iguales o si definitivamente había algunos más iguales que otros.

Será que ya nadie recuerda cómo vivían los "hijos de papás" poderosos, los que ostentaban sus automóviles, jeans y grabadoras de casetes, cuando estos productos no se vendían en el país y eran considerados "desviaciones ideológicas" para el resto de los cubanos.

Me cuesta creer que nadie sepa lo que hacían en la escuela vocacional Lenin -donde fueron la mayor parte de ellos- cuando tiraban bancos desde las terrazas, daban palizas nocturnas o les "alquilaban" alumnos a los campesinos para trabajar en sus tierras.

Ser "hijos de papá" les permitía, incluso les permite todavía, prerrogativas que no tienen el resto de los mortales. Necesitaría páginas enteras de este blog para escribir sobre todos los privilegios de estos niños, muchos de los cuales ya tienen más 50 años.

Ellos ostentaron y ostentan automóviles, buenas casas en excelentes barrios, viajes al extranjero, ropas caras, cosas que convierten en anécdotas intranscendentes las cadenas de oro a las que se refieren los periodistas de Juventud Rebelde.

Es curioso que haya tanto interés mediático en los "nuevos ricos" y ningún periodista organice una investigación sobre estos otros privilegiados, yo mismo podría colaborar de forma totalmente gratuita en un equipo para tal fin.

Claro que no alcanzaría con tener colegas en todas las provincias de Cuba, también deberíamos enviar periodistas a otros países, a aquellos donde viven algunos de estos personajes, remotos lugares en los que invierten su dinero en rentables negocios.

El tema de la ostentación podría ampliarse a muchos terrenos, mas allá del dinero que permite tener un diente de oro o tomarse una cerveza en un bar, que decir de los que ostentan de sus cargos y de las posibilidades que estos les dan.

En 1989, en un viaje que hice a Cuba compartí una reunión con un viceministro de transporte que pasó horas haciendo una aburrida disertación sobre diferentes aeropuertos del mundo, dejando claro ante todos los presentes que él sí viajaba.

Evidentemente la ostentación del cubano no es producto de la apertura económica ni de la desigualdad de ingresos, es una característica mucho más vieja que viene desde la colonia, continúa en la República y se mantiene en el socialismo.

Baste recordar que Cuba tuvo una excelente escuela de falsificación de cuadros, una escuela por demás legal porque vendían las copias a ricos que no querían o no podían gastar en un original pero necesitaban "aparentar" ante sus amistades.

Realmente me parece que "descubrir" ahora que el cubano es ostentoso es, en el mejor de los casos, una perogrullada, pero pretender hacernos creer que eso es culpa del capitalismo es una inconsistencia después de 5 décadas de educación socialista.

Termino con un pensamiento del Che: "es contrarrevolucionario el señor que valido de su influencia consigue una casa, que después consigue dos carros, que después viola el racionamiento, que después tiene todo lo que no tiene el pueblo, y que lo ostenta o no lo ostenta, pero lo tiene".

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